Cuando Taranaki regresó de su agotador día de caza sorprendió a la pareja que entregada a la pasión había perdido la noción del tiempo. La ira se apoderó de Taranaki que inició una pelea a muerte con Tongariro, pero sus fuerzas estaban agotadas y fue derrotado.
Con la traición de su amada mordiéndole el alma y el dolor de la derrota en su cuerpo, huyó desconsolado hacia el oeste a encontrar el mar donde poder llorar. Para calmar su furia empezó a cavar por el camino un canal que se iba convirtiendo en un gran río con sus lágrimas. Al llegar a la costa, extenuado y moribundo, Tranaki se desplomó. En el lugar donde cayó se formó una gran ciénaga con sus últimas lágrimas derramadas, y Taranaki se transformó en el gran Monte Egmont. Desde allí observa en silencio a su amada esposa y su rival, convertidos en volcanes en el centro de la Isla por su infame traición.
A pesar de la infidelidad de su esposa Ruapehu, Taranaki aún la ama con fervor. Por eso cuando el viento del este sopla, Taranaki extiende su brazo para acariciar a Ruapehu, cubriendo de bruma su bello rostro.
Ruapehu sigue enamorada de Taranaki, y sus callados sollozos se convierten en riachuelos que bajan hasta las faldas de lava que entierran sus pies.
De acuerdo a la tradición Maorí, las montañas y los volcanes fueron hace mucho tiempo dioses y guerreros de extremada fuerza y poder.
El monte Egmont (Taranaki) está situado en el extremo noroeste de la Isla Norte de Nueva Zelanda y es un volcán cónico de gran altura que se observa desde larga distancia por estar encima de una inmensa llanura.
El volcán Ruapehu está situado en el centro de la Isla Norte, es uno de los más activos de Oceanía, y en el interior de su cráter hay un gran lago de 500 m de diámetro que se desborda en un gran número de riachuelos y cataratas ladera abajo. ¿Serán las lágrimas de remordimiento de Ruapehu?
Fotografía: volcán Ruapehu, Nueva Zelanda, isla Norte