Es un sueño, estoy en una nube.
Y estando en esta nube sólo puedo mirar a mi lado y ver a la persona más maravillosa que jamás he conocido. Ella me ha empujado, animado, ayudado, levantado, ha creído en mi y es mi razón de seguir con este proyecto. A pesar de todos los obstáculos, abismos y tempestades siempre ha estado y está ahí. Gracias Cris, gracias. No lo habría conseguido sin ti.
Esta serie fotográfica está compuesta a partir de fotos que tomé en el anfiteatro romano de Mérida, y fotografías de la modelo Cristina Alcalá, a la que quiero agradecer su trabajo, genial.
Y de la serie, podría escribir páginas sobre ella o no escribir ninguna. Habla de muchas cosas, o para los que no quieren mirar, como la bailarina, de ninguna. Quizá hable de la muerte que nos rodea y no queremos ver. O de otras tantas cosas que nos atemorizan y no queremos mirar. O quizá sea la bailarina la propia muerte, quién sabe. En cualquier caso es un cuento mágico, lleno de miedos y monstruos, como todos los cuentos, en el que la bailarina vive su sueño ajena, ridícula. Y ¿por qué no dar un toque de humor a este mundo que se empeña en regodearse en el dolor y el sufrimiento?
Vivamos con una sonrisa en los labios, y hasta cuando encaremos la muerte, hagámoslo con una enorme sonrisa.

Quiero agradecer a los que de una manera u otra me han ayudado, apoyado y han creído en mi: Verónica Fieiras (mi tutora), José Miguel (por su culpa me compré una cámara réflex, maldita sea), Miguel Tejero (por su culpa me apunté a EFTI, maldita sea otra vez), mis compis de clase (José Luis, Beatriz, Iván, Inmaculada, por habérmelo hecho pasar tan bien), los compis del foro (ElRafa, Eluge, Taj, Jesusri, Plan55,……), Danzig666 alias “Patanegra” por su soporte informático y aguantar mis paranoias, Elena y Diego, y si me olvido de alguien que me perdone.
Y a ti Cris, por todo: contigo, para ti, por ti.
.