En el centro del Valle Blanco hay una montaña, que sube y baja, que se dobla y se estira, pero jamás se mueve. ¡Si lo sabré yo! Sus laderas no son verdes, sino blancas, como el valle y el cielo, y nunca nieva, ni llueve, ni se ve el No Sol. En su cima hay una roca, blanca, donde habita el Troll de las Pupas Blancas. Allí arriba pierde el pelo y se escama. Aunque unas veces se le ve, y otras no.
También hay, por las cumbres, la Fuente de las Burbujas Blancas y los Árboles de Metal. Que no dan frutos ni “na”, pero adornan, hacen ruido, y eso no está mal.
En el Valle Blanco hay más cosas, cómo no. Pero son todas blancas. O casi blancas, más bien diría yo. Pero no tienen importancia, salvo un chupa-chups gigante, la carta de unos niños, esperanza y un corazón.
Ah, se me olvidaba, que cabeza la mía. En el Valle Blanco, también, hay una cueva, blanca como el valle. ¡Y dale con el blanco, que manía!. La Cueva del Bote Blanco de Pis, a donde va el Troll de las Pupas Blancas, ¿adivináis a qué?. Sí, a hacer esa guarrería.
Si la primavera es blanca, en el Valle Blanco, ¿qué come el troll?: ¿Laderas blancas?¿La Siempreencendida?¿El No Sol?¿El chupa-chups gigante?¿El OVNI?¿O la esperanza y el corazón?. Que va niños. Come pastillas blancas, aunque todas no. Allí, aquí, en el Valle Blanco, le visitan las Mujeres de la Bata Blanca y la Gran Boca Blanca. Vienen con bandejas blancas, llenas de botes blancos, con pastillas blancas, aunque todas no. Al Troll de las Pupas Blancas, y aquí viene lo extraño, las que más le gustan no son blancas, no, que son de color. ¿De color? Sí, de color, que no son blancas. Son cagaditas de oveja blanca, mitad coloradas, mitad naranjas. Y él se las come; él se las traga. Le dijo el Hechicero de la Bata Blanca y el Pelo Blanco, que su destierro terminaría, ¡ay, que alegría!, cuando sus mejillas, las del Troll de las Pupas Blancas, se mostraran arreboladas..
Y así, pasan y pasan los días de la Primavera Blanca en el Valle Blanco donde habita, desterrado, el Troll de las Pupas Blancas de labios gigantes y un enorme panzón. El Troll, traga que traga, las cagaditas de oveja, que no, que no son blancas, que son mitad coloradas, mitad naranjas. La Siempreencendida observando, el cielo en blanco, y la mirada del troll esperando, un reflejo arrebolado, en ese cielo asolado porque lo quiere el No Sol.

[Cito textualmente un informe médico: El Síndrome del ATRA (lo que me ha tocado estos días padecer, confirmado) es una complicación frecuente y muy grave del tratamiento de la LPA (mi leucemia) con ATRA (mi quimio oral), con un elevado riesgo de muerte por insuficiencia respiratoria y fallo multiorgánico. Si ya decía yo que me iba, vamos, que me moría. Hoy, remontando ya, por fin]