De vez en cuando la observaba desde la distancia apostado en algún risco.
Otras veces me adentraba en ella para alimentar mi estómago.
En la ciudad estaban atrapados millones de sueños.
El ruido rebotaba por sus laberínticas calles como los aullidos de una jauría de coyotes.
De vez en cuando se veía el sol entre sus muros sobre el cielo azul.
Otras veces, las más, se cubría de humo y polución.
En las tripas de la ciudad gris los hombres se morían de hambre.
En aquella ciudad nadie me veía y nadie era como lo miraba.
Nadie se hablaba.
Había una ciudad gris a la que nunca quise ir
habitada por hombres sin alma
que no se dejaban ver.
"Nadie me verá del todo
ni es nadie como lo miro"
Miguel Hernández
4 comentarios:
Espero que, apesar de la niebla y la oscuridad, los tres Sabios de Oriente hayan llegado y hayan traido un rayo que ilumine el camno.
JLS
Poco a poco voy aprendiendo a "ver" tus fotos especiales. Me he quedado de piedra, a sus pies maestro. Un abrazo amigo.
Me alegra leer... que es posible mirar en la lejania esa ciudad que a veces no queda mas remedio que pisar desde un lugar mas tranquilo, desde un lugar donde los sueños pueden fluir... solo planearlos es satisfactorio... me gusta soñar.. me hace sentir bien... me permite escapar...
no dejes de soñar
un besito
m
MAGICO!
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