Ayer me dieron el alta, pero ocho días encerrado en una habitación del hospital sin poder salir, de los que no recuerdo más que uno no haber tenido fiebre, y lidiando con dolores de cabeza, desmayos y otras miserias de cuyo nombre no quiero acordarme, ahora me pasan factura.
Unos días de recuperación, incluidos dos chequeos médicos, y tendré que volver al hospital a recibir el tercer ciclo. El final sé que cada vez está más cerca, pero no lo veo ni lo siento. Y uno se cansa. Se agota.
Cambiando de tercio: ayer se inauguró la exposición, aunque el sitio elegido este año nos dejó a todos los participantes un poco perplejos. Eso sí, degustación de quesos franceses, ostras y vino que no faltara. El agua embotellada y el sofá de la entrada lo mejor para mi. Y fui tan osado de asaltar a Pilar Citoler, presentarme y recibir el halago por su parte de que ella fue una de las que me seleccionó como finalista porque le gustaba mi foto. No todo va a ser malo, sólo que me gustaría estar medio bien para poder disfrutarlo un poquito más.
3 comentarios:
Ánimo, cada día es un paso más para el fin de tu calvario :-)
Ya vas a estar mejor para disfrutar a pleno todo lo que vendrá.
Que sirva ver tus fotos en esos lugares como terrón de azúcar para una mejor digestión de estos momentos.
Abrazo
Pasito a pasito amigo, lo importante que la enfermedad remita. Solo tú sabes lo mal que lo estás pasando. Coge fuerzas para estos últimos asaltos.
Una vez mas te felicito por tu fortaleza y por el reconocimiento de tu trabajo fotográfico.
Un abrazo.
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