Por fin. Último ciclo de quimioterapia intravenosa. Hoy y mañana, sendas infusiones. No hablo de tisanas, ni de te ni de manzanilla, me refiero a "chutes". Pero antes, esta mañana, revisión con el gran curandero para que dé su visto bueno al tratamiento:
"Hola, ¿qué tal te ha ido?", me recibe el gran curandero con una enorme sonrisa que intuyo es fruto de la contemplación de mi enorme papada y mi prominente barriga. "Pues ..... puffffff .....", no me deja decir nada más. "Venga, venga, que yo te veo muy bien". Ale, otro igual, que me ve bien. Estoy harto de la frasecita ..... "No, si bien estoy. Bien j.....". "Pues ¿qué te pasa? A ver ...", me pregunta el gran curandero con un fingido tono complaciente. "Me pica todo el cuerpo", e intento no empezar a rascarme como si fuera un chimpancé," y me han salido granitos por todas partes. Pero lo peor es que en salva sea la parte parece que me hayan pasado papel de lija ... casi al rojo vivo está". "Despelótate chaval .... ummm .... bueno, una dermatitis. Normal que te salga con el tratamiento. Y eso son hongos, también normal que te salgan". ¿Serán alucinógenos?
Y seguimos: "La analítica está muy bien", dice el curandero. Pero yo veo que en más de la mitad de los parámetros tengo asteriscos. "Si usted lo dice". "¿Cuánto pesas?". "Tropecientos ...", respondo yo enojado. "Ala, has engordado 6 kilos. Son los corticoides, pero tienes que comer menos o te vas a poner como una bola". "Bueno, para mi que bola ya soy. Pero si le juro a usted que como normal y que me quedo siempre con hambre. Me muero de hambre", le digo. "Pues muérete un poco más", me dice sonriendo.
"Me duele la cabeza, me duelen los huesos y la musculatura ...", termino ya de quejarme. "Bien, para eso lo mejor es ajo y agua", dice el gran curandero. "¿Ajo y agua?". "Sí, ajo(derse) y agua(ntarse)".
Sigue escribiendo el curandero en su ordenador mágico. Al rato me imprime una hoja con el tratamiento. Cuento el número de pastillas diarias que me tengo que tomar en los próximos 15 días: diecisiete (17). Y dos pomadas .... la cuenta de la farmacia se va a alegrar.
"Sería bueno que te fueras unos días de vacaciones y te olvidas de hospitales", termina diciéndome el curandero, yo creo que apiadado de la tortura psicológica a la que me acaba de someter. "Pero debes tener muchas precauciones: prohibido tomar el sol, bañarse en piscinas, sécate bien e inmediatamente si vas al mar (por los hongos, claro), el alcohol prohibido, comidas crudas prohibidas, cuidado con lo que comes fuera de casa y come poco y sanito, no te canses, no te arrimes a gente que tose, niños, animales .... y bla, bla, bla". "Ah, muy importante", termina diciendo el curandero," y te haces una analítica y me llamas por teléfono para ver cómo está".
Carajo, ¿a dónde puñetas me voy yo a ir así de "vacaciones"? ¿O me ha querido decir que me busque un hospital al lado de la playa?¿Pues no me veía tan bien?
Pero me quedo con ese lindo deseo: ¡muérete de hambre un poco más!
Fotografía: Liencres (Cantabria)