Esta es la expresión que mejor define mis últimos días de existencia. El día 1 empecé de nuevo el tratamiento de mantenimiento con quimio oral y la verdad es que me está afectando más bien poco, o también será que ya me he acostumbrado a ciertos efectos secundarios a los que no presto atención, no sea que se crezcan.
Hoy además he estado enseñando mis trabajos fotográficos en una galería de arte dedicada a la fotografía que se interesó por ellos. El director vio mis fotos en la web, le gustaron y me comentó que ahora estaba la cosa difícil pero que le interesaban para incorporarlas en el futuro a su galería. Le insistí en mostrárselas en papel, consciente de lo que ganan impresas y más con el papel que elijo para ello. Y hoy me ha recibido.
Tanto le ha gustado mi trabajo que hemos pasado de "colaborar en el futuro" a "serás el próximo artista que incorpore en el año 2012". Me he quedado sorprendido y, obviamente, me he llevado un alegrón que es difícil de explicar. Escarmentado ya por anteriores experiencias y pisando la tierra, aún no lo doy por cierto hasta que no lo vea con mis propios ojos, que este mundillo es tan cambiante que lo que hoy es un sí, mañana es un no. Pero pinta bien. Y contento no, contentísimo, porque entrar en una galería especializada en fotografía con la competencia que hay es casi milagroso (y sin padrino) y, más aún, cuando esta galería tiene presencia en ferias del sector (como Madridfoto) y clientes fijos coleccionistas de fotografía.
Pues eso, más que bien. Parece que me estoy cobrando revanchas a la leucemia y en lo fotográfico, mejor imposible.
Fotografía: las tres pagodas de Dali (Provincia de Yunnan, China)