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jueves, 25 de junio de 2009

“Ella y tú”, ganador del XXII Concurso de fotografía de EFTI 2009

Mi serie fotográfica “Ella y tú”, y yo, hemos ganado el concurso. Casi no me lo puedo creer. Pero es verdad y lo puedo tocar. El premio es el máster de fotografía de EFTI. Un año entero aprendiendo con algunos de los mejores fotógrafos españoles (Cristina García Rodero , Chema Madoz , Ouka Leele , Ramón Massats, Miguel Oriola, Fernando Marcos, Valentín Sama, ….).
Es un sueño, estoy en una nube.

Y estando en esta nube sólo puedo mirar a mi lado y ver a la persona más maravillosa que jamás he conocido. Ella me ha empujado, animado, ayudado, levantado, ha creído en mi y es mi razón de seguir con este proyecto. A pesar de todos los obstáculos, abismos y tempestades siempre ha estado y está ahí. Gracias Cris, gracias. No lo habría conseguido sin ti.

Esta serie fotográfica está compuesta a partir de fotos que tomé en el anfiteatro romano de Mérida, y fotografías de la modelo Cristina Alcalá, a la que quiero agradecer su trabajo, genial.

Y de la serie, podría escribir páginas sobre ella o no escribir ninguna. Habla de muchas cosas, o para los que no quieren mirar, como la bailarina, de ninguna. Quizá hable de la muerte que nos rodea y no queremos ver. O de otras tantas cosas que nos atemorizan y no queremos mirar. O quizá sea la bailarina la propia muerte, quién sabe. En cualquier caso es un cuento mágico, lleno de miedos y monstruos, como todos los cuentos, en el que la bailarina vive su sueño ajena, ridícula. Y ¿por qué no dar un toque de humor a este mundo que se empeña en regodearse en el dolor y el sufrimiento?


Vivamos con una sonrisa en los labios, y hasta cuando encaremos la muerte, hagámoslo con una enorme sonrisa.













































































































































Quiero agradecer a los que de una manera u otra me han ayudado, apoyado y han creído en mi: Verónica Fieiras (mi tutora), José Miguel (por su culpa me compré una cámara réflex, maldita sea), Miguel Tejero (por su culpa me apunté a EFTI, maldita sea otra vez), mis compis de clase (José Luis, Beatriz, Iván, Inmaculada, por habérmelo hecho pasar tan bien), los compis del foro (ElRafa, Eluge, Taj, Jesusri, Plan55,……), Danzig666 alias “Patanegra” por su soporte informático y aguantar mis paranoias, Elena y Diego, y si me olvido de alguien que me perdone.




Y a ti Cris, por todo: contigo, para ti, por ti.


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martes, 9 de junio de 2009

El rincón de Micaela




























Vibró el teléfono en mi bolsillo. Un escalofrío me recorrió el cuerpo al sentirlo. Un presagio, no por menos esperado, me secó la boca.

Micaela, el último de mis abuelos, se había atusado su blanca cabellera. Con su eterno pañuelito se había secado los ojos llorosos, como siempre. Luego, tras arrugarlo como el que arruga una funesta carta, se lo había guardado en la manga de su rebeca, donde sus lágrimas envueltas en algodón volvían a su piel, a su interior, esperando volver a salir, como siempre. Sus ya atrofiados y lentos dedos habían cambiado de sitio la última arruga de la falda, con la parsimonia del que tiene todo el tiempo del mundo. El último gesto, un leve giro de la cabeza hacia la ventana, buscando la calidez del último rayo de sol en sus tersas y suaves mejillas infantiles, el único lugar de su cuerpo por el que nunca pasó el tiempo su destructora mano.

Ya estaba lista, y con el último suspiro, se subió al rocín de la muerte.

¡Qué vacío está ahora su rincón! ¿Quién lo ha vestido de tristeza?

Con el sillón ya frío, la luz entra tímida por la ventana y se muere de pena porque su viejita, allí, ya no está.

Ahora soy yo el que se seca las lágrimas recordando aquellas tardes de los tórridos veranos de mi adolescencia, refugiado en la penumbra del rincón de Micaela, hablando de la vida o de nada, escuchando el tic-tac del afónico reloj, bajo las oscuras fotos de sus difuntos dejando el tiempo pasar.

¡Qué solo está ahora tu rincón, madre mía! ¡Qué triste me dejas!

Me quedo soñando con el azul de tus ojos y tus mejillas de seda.

Adiós Micaela.