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lunes, 28 de febrero de 2011

Madrugar, a veces, no es tan malo

Levantarse a las 5:15 de la mañana para coger un avión y luego conducir 3 horas en coche, seguido de una jornada maratoniana de trabajo, a veces, y sólo a veces, no es tan malo.



Fotografía: algún lugar de La Nautique en Narbona, después de atravesar viñedos y perderse por carreteras estrechas.


jueves, 24 de febrero de 2011

Accésit "25 Edición Caminos de hierro"

Acabo de llegar del acto de entrega de premios de la 25 Edición del concurso fotográfico "Caminos de hierro" en el Palacio de Fernán Núñez con un accésit debajo del brazo, y una enorme sonrisa de oreja a oreja. A uno le gusta oír elogios sobre sus fotografías, y los he recibido. Pero más aún le gusta a uno oír que sus fotografías han disputado hasta última hora el primer premio de la voz del propio jurado. Hasta tal punto que la apretada votación de 4 a 3 final me dejó fuera del primer premio, pero me ha regalado los oídos, ¿qué más se puede pedir?

En la exposición había fotografías buenísimas que se han quedado sin premio, así que aún valoro más este accésit. No todos los días recibe uno un premio en un lugar como este fantástico Palacio, con una organización exquisita del evento.

Y no todos los días el presidente de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, que formaba parte del jurado, tiene el detalle de comentar delante de ti tus fotografías, cosa que le he agradecido enormemente.

Recomiendo una visita a la web del concurso para ver las fotografías seleccionadas y premiadas 25 Edición Caminos de Hierro. Pero mejor aún, visitar la exposición en el propio Palacio de Fernán Núñez (C/ Santa Isabel, 44 de Madrid) de 24 de febrero al 17 de marzo, de lunes a sábado en horario de 11 a 20 horas y los domingos de 11 a 15 horas.

Al año que viene, sin duda, volveré a presentarme. Merece la pena participar con una organización tan fabulosa detrás del concurso.


Mis fotografías premiadas las subiré en la siguiente entrada.


lunes, 21 de febrero de 2011

El Photoshop

Acabo de leer el último artículo de mi colega Fernando Puche en la revista DSLR. Un artículo en tono de rabieta, como él confiesa. Se queja, amargamente, de que el público piensa que sus fotografías analógicas con exposiciones múltiples, exposiciones largas, son obra del maligno Photoshop, y por eso no las compran. Deberían hacer una liga de fotógrafos con el lema "Libre de Photoshop" (algo así como sin conservantes, ni colorantes) que colocarían al lado de sus fotografías, pero ¿las venderían entonces? Yo pienso que no. Cuando una fotografía gusta y tiene un nombre detrás, se compra, y no se piensa si está hecha con cámara analógica, si tiene mucho Photoshop o si te la has inventado por completo. Primero miran el nombre del autor y su "caché", aunque la foto sea un bodrio. Estamos en el año 2011: esos razonamientos ya no son válidos para el público entendido, aunque pueda serlo para el público en general.

Photoshop mediante o no, los fotógrafos son "creadores" de imágenes. Y lo que importa, al final, es el fin, no el medio. Salvo que hablemos de ciertas imágenes: fotoperiodismo, por ejemplo. Pero más allá de la técnica, el discurso y esas cosas, lo que miran los compradores es tu nombre, ¿eres alguien? ¿no? Pues no vendes. Así de simple, y así de complicado.

Pues a eso vamos, a hacernos nombre: el jueves por la noche sabré que premio he recibido en el concurso "Caminos de hierro", ¿gané?¿quedé segundo?¿o me tendré que conformar con un no menos importante accésit? El destino, cruel las más de las veces, sólo lo sabe.



Fotografía: un edificio iluminado por la noche en Kunming, China (sin Photoshop, aclaro)

martes, 15 de febrero de 2011

Los malvados no paran de huir aunque nadie los persiga ...

... porque no saben que ningún hombre puede escapar de su propia sombra.



Una mañana de febrero envuelta en brumas. Son las 6:30 de la mañana. La ciudad despierta con un bostezo mortecino que se descuelga de las farolas. En las ventanas se asoman silenciosos los fantasmas. El aroma del café también bosteza, perezoso, rebotando su eco por la alcoba. Un ojo de cristal enorme, voraz, en vigilia, acecha por detrás de las cortinas. Click ... silencio. Un borboteo agónico exhala su último aliento embozado en cafeína. Los fantasmas miran el reloj: es hora de partir. Más silencio. Clack. Y se impregna la retina de silicio con ese instante. No es el que hubo, ni es el que será. Es, simplemente, aquel instante.



martes, 8 de febrero de 2011

Olor a viaje

Desde ya, y después de dos aciagos años de sequía, empiezo a oler a viaje, remotos mundos, paisajes, carretera, aventura. Al destino, si no se tuercen los renglones, le cobraré una deuda pendiente con el pasado.

Ya se me encoge el alma viajera y además, con suerte, puede que viaje con cámara nueva. Pero aún queda tiempo, porque largo nos lo fían amigo Sancho.



Fotografía: vista de Shanghai desde la TV Tower.