miércoles, 17 de diciembre de 2008
Una tarde de invierno
No hay mejor forma de pasar una dura tarde invernal de frío y nieve, que sentarse calentito en el sofá y mirar por la ventana como los gélidos copos de nieve tiñen de blanco el paisaje ... ¿o sí la hay?
Quizá sea mejor sentirlo. Comprobar como el paisaje se ha velado, y cada rincón, hasta el más cotidiano, se ha transformado. Soñar de nuevo y dejar que la Naturaleza nos muestra su magia en clave alta.
Quizá sea mejor sentir la nieve revoloteando por encima de la cabeza, el frío entumeciendo las manos, y el inequívoco crujido de cada pisada sobre la alfombra blanca y traicionera que cubre el suelo. Oler la humedad, respirar el silencio, sentir la helada mano del invierno en el rostro.
Quizá sea mejor estar ahí fuera buscando el invierno en cada rincón, y quizá, tal vez, te puedas encontrar una procesión de centinelas camino de quién sabe dónde.
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3 comentarios:
Preciosas fotos, como siempre!!
Las mejores tardes de invierno son las que sales tieso de frío a correr por el campo sabiendo que te espera una ducha calentita en casa.
Preciosa la foto por cierto, y más sabiendo que por ahí sufrimos como bellacos.
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