Cada día, como todos los días, el Sol se pone. Un atardecer nuevo, infalible, escrupulosamente puntual y predecible, sucede. Y así ha sido desde que existen el Sol y la Tierra.
Existen cada día, como todos los días, esos minutos de embrujo en el que la luz, agónica ya, difusa y caprichosa, dibuja siluetas, inventa colores y arrastra pasiones.
Todos los días se repite con precisión marcial la solemne ceremonia. Todos los días hay quien anhelante, con pueril vehemencia, los aguarda. Quien sabe si para atraparlos o bebérselos. Quien sabe si para dibujarlos o entregarse a ellos.
Con una infantil sonrisa dibujada en los labios y un cosquilleo merodeando en el estómago yo salgo aún a buscarlos, quien sabe si para soñarlos o para perderme en ellos.
Fotografía: riscos sobre la cala Tuent (Mallorca)
lunes, 15 de noviembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Sin lugar a dudas amigo, tus ojos ven lo que los demás mortales no podemos ni siquiera imaginar. Es una imágen que nos invita a quedarnos y soñar. Te felicito maestro.
PD: escrito con la izquierda que es más sincera, jaja.
sueñalos y sigue perdiéndote... hay que empezar apreciando las cosas sencillas que tenemos al alcance de la mano... tu lo haces y mas aun lo plasmas para que los que no nos paramos a observar o no tenemos la capacidad de verlo podamos disfrutar de ello
Una foto deliciosa que logra transmitir calma y la belleza del momento
un besito
m
Una maravilla Maese,lineas y luces orquestadas de forma magistral.
Un abrazo.
Publicar un comentario