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jueves, 3 de noviembre de 2011

Mi tercer seno

Me acuerdo de cuando era pequeño (ya va haciendo tiempo) y en algunos circos se anunciaban seres extraordinarios como reclamo para acudir a las funciones. Estos seres extraordinarios eran la mujer barbuda, el enano más enano del mundo, una sirena, el hombre sin brazos y ... la mujer de tres senos (o tetas).

Siempre me quedé con ganas de haber ido a verlos. Pero mira tu por donde hoy mismo, sin comerlo ni beberlo, he podido ver a un ser extraordinario con tres senos: yo mismo. Hoy tocaba revisión hospitalaria con punción y aspirado de médula. Para mi sorpresa el doctor que me lo ha hecho era nueva en el hospital. Nuevo fichaje y éste que suscribe, se echa a temblar. Y no me he equivocado: mucho se ha pensado dónde hacerme la punción y mira que está fácil, carajo, en el esternón, justo en el "canalillo", si ya llevo unas cuantas. Pues no, este novato que se empeña en hacérmelo más arriba. Malo, malo. Y claro, jeringuilla en ristre, zas, puñalada (y no exagero). He descubierto tres asteroides nuevos y una galaxia entera. Y como debe ser que veía que no lloraba y esta circunstancia le debía extrañar, se ha ensañado con mi pecho como si de un picador de plaza de cuarta categoría fuera. Y venga a empujar, y venga a mover. ¿Te duele?, me pregunta el malevo. Y allí, ensartado, mi orgullo renace: "No". Y rendido cesa en su empeño de convertir la punción en una especie de suerte de varas, sólo que con el toro, yo, postrado en una cama sin escapatoria. Doblegado, pero perverso, me hace el aspirado y donde siempre ha sido una sola jeringuilla, éste, sádico y cruel, me saca dos.

Ahora soy uno de esos seres extraordinarios que las nieblas de mi infancia me traen de recuerdo: el hombre con tres senos (o tetas). Lo malo es que este tercero (o tercera) no me lo puedo tocar porque duele. Ya te digo que si duele.



El lunes unos pacientes amigos lograron sacarme de casa para hacer fotos al embalse de El Vellón. Rompieron mi aislamiento asocial, cosa que les agradezco infinito, pero no mis talones, cuya actual autonomía no pasa de 15 minutos andando y 5 minutos de pie. Logré subir una cuesta de 20 m, eso sí, con el resuello de un anciano de 90 años. Menos mal que la tarde la pude pasar sentado en el sofá. Al día siguiente cogí la tarjeta de memoria y descubrí, para mi asombro, que había hecho dos fotos ....





Fotografía: postal, sin más pretensiones, del embalse de El Vellón (Pedrezuela)

1 comentario:

Eluge dijo...

Joer maestro yo tire un montón y cuando descargue la tarjeta no descubrí nada de nada y eso que intente imitar tus encuadres pero ni por esas. Preciosa foto y un buenísimo recuerdo a pesar del cabrito.
Un abrazo.