Un beso helado, marchito,
unos ojos de invierno,
una mañana azul
de un marzo cualquiera.
Una mejilla callada
que borró su arrebol
debajo de tu mirada.
Firmé, triste, en la arena
mi nombre herido
ahogándome en la pena.
Un adiós mudo, un ademán
de despedida somera
y allá en las cimas
las nieves que esperan.
Cuando no llore después de verte,
cuando dejes de ser sombra en un rincón cualquiera
y se apague tu olor en mi memoria,
quizá consiga de ti olvidarme.
Cuando no vea tu rostro detrás de la mies
que viste de oro tu cabellera,
cuando el tiempo acalle tu sonrisa
quizá me olvide de ti, una mañana cualquiera.
Mis ojos dolidos de tu ausencia
sollozan perdidos en la niebla,
pétalos de amapola en bruma gris,
recuerdos, que ya no son
alas del pájaro que no vuela.
Hoy me despido de ti, mi bella flor,
escribiendo tu adiós sobre la arena.
16 de marzo del 2010 .... un día de invierno, de un marzo cualquiera
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2 comentarios:
Tal imágen para tal poesía amigo. Para mi todo es sublime y se merece mi admiración. Sólo me queda darte un fuerte abrazo pronto y que me expliques algunos sentimientos (o no). A sus pies maestro.
Bello verso acompaña tú foto para guiar el alma que la luz ya guia la mirada. Ese pájaro no vuela pero la idea queda plasmada.
Un abrazo.
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