"Tío, ¿estás malito", me dijo mi pequeño sobrino, cubierta su boca por la incómoda mascarilla que apenás le dejaba respirar. "Sí, claro, si no ¿qué hago en este hospital conectado con estos tubos a los frascos que cuelgan por todos los lados?". "Tío, es que no pareces enfermo". Y entonces me vino de inmediato a la cabeza una imagen que mi amiga Maribel había preparado para mi. Una imagen que define esta enfermedad que te descompone por dentro, aunque el exterior siga pareciendo el mismo.
Quiero que ese caballo descuartizado por dentro desaparezca del paisaje, auyentado por el lobo. Ese lobo sediento de sangre, que busca el camino de vuelta a casa, enseñando sus dientes a la luna cada noche.
Fotografía y montaje de Maribel. Gracias por todo tu apoyo y esta magnífica imagen que lo dice todo.
1 comentario:
Idílico fondo de esperanza que sera aún mas bello cuando no quede rastro de ese caballo descuartizado.
Un abrazo.
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