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lunes, 25 de abril de 2011

Tormenta soy

Y me llegó, porque me tenía que llegar aunque estuviera mirando para otro lado y no quisiera verlo, un terremoto, un tsunami. La tierra se abrió a mis pies, tuve que dejar de correr. Ya no fui lobo, y me convertí en amasijo de huesos y carne. Ya no era fuerte, ahora sólo infección, pura llaga. Y descubrí cómo saben las lágrimas disueltas en clorhexidina. Aunque las hay que saben peor, de mal de amores, por ejemplo, o las de algún adiós.

Esa noche el tsunami tenía nombre. No había diques, ni muros de contención. Me robaba el aliento, y en miles de burbujas rompiéndose en mi interior, brindándome colérica sus olas, su nombre me susurró:

Soy tormenta.
Y tú, ahora, velero sin rumbo.
Tormenta soy.
Y tú mi frágil balsa.

A remota playa voy,
a estrellarte entre mis mares.
Arrullos de mil tempestades,
rugiendo lamentos
de lágrimas de sal.

Entre finas arenas blancas,
quebrado,
descansarás.
Tú, mi barca,
y yo tormenta.

Soy galerna.
Tormenta soy.
Tú, frágil balsa sin nombre.
Escrito en mis olas lo llevo,
te robo la vida
y me llevo tu adiós.

Escrito estaba en la arena,
tu nombre,
mi nombre.
Tormenta soy.




Una neumonía se ha apoderado, ahora, de mi cuerpo enfermo, y ya débil. Pero no hay tormenta, ni rugido, ni lobo malherido, que frene la carrera. Mi carrera.

No, claro. No hay foto. Sólo unas poquitas fuerzas para escribir.

3 comentarios:

Eluge. dijo...

Venga valiente, otro duro escalón que superar, un nuevo reto que alcanzar.
Ya nos contaras cuando podremos verte de nuevo y poder abrazarte.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Ánimo maromazo!!!

Todos sabemos que tu puedes ganar esta batalla, eres un luchador nato, pero tienes que creértelo.
Saldrás victorioso y los que te queremos estaremos esperándote para celebrarlo contigo cuando todo haya pasado.
Mucho ánimo y muchos besos

Firmado: Un par de piernas ;)

Luis dijo...

Las fuerzas del cuerpo ya se recuperaran, uno también se cansa de correr con el viento en contra en la fría montaña. Pero que es lo que nos hace continuar impávido ante la inclemencía? Querido amigo, se continua con la fuerza del espíritu, única, capaz de derribar hasta los imperios. Esa es la única fuerza que debes de cuidar, lo demás, solito vendrá.